Miranda
En estos últimos días hemos sido testigos de cómo se afianza el Estado conservador y fundamentalista del gobierno de Dina Boluarte, que no solo asesina indígenas y campesinos, sino que, a través de su Ministerio de Salud, ha publicado el Decreto Supremo 009-2024-SA, para denigrar una vez más a la comunidad LGTBIQ, recurriendo a artimañas para poner en vigencia algo como el CEI-10 que la OMS ya declaró obsoleto. Lo que quieren es perpetuar la patologización y la estigmatización de las identidades y las orientaciones sexuales, declarándolas enfermedades mentales. Hoy está vigente en el mundo, desde el 2019, el CEI-11 que aprobó la OMS en categorías diagnósticas y no trastornos mentales.
Mientras en otros países de la región están reconocidos todos los derechos para la comunidad LGTBIQ, en nuestro país retrocedemos 30 años. Esto no es una cuestión aislada, esta es parte de toda la arremetida que viene realizando la iglesia pentecostal a través de sus múltiples representantes que tienen en espacios de poder del Estado. En el Poder Legislativo no solo han archivado las propuestas de ley, sino que utilizan este espacio para derogar toda la política pública que fue la lucha de más de 40 años del movimiento feminista. Es impresionante como durante este año tenemos derogadas leyes como el uso del lenguaje inclusivo, la no enseñanza de los derechos sexuales y reproductivos y la modificación de la ley de violencia. La propuesta de ley de matrimonio igualitario y la del reconocimiento del nombre simplemente han sido archivadas.
Negar la existencia de personas con una identidad diferente a la que propone la heteronormatividad para los fundamentalistas políticos religiosos va contra los preceptos de Dios. Y va en contra de reconocer su dignidad como personas y ciudadanos. Esta normatividad generará una situación devastadora contra la comunidad LGTBIQ, porque verá restringida la atención médica y los servicios de salud integral.
Este gobierno autoritario, conservador y fundamentalista lo que genera con este decreto supremo es perpetuar una visión arcaica que margina y hace blanco de agresiones físicas, emocionales y sociales a las minorías sexuales. Por eso debemos exigir su derogatoria y exigir el respeto irrestricto a los derechos de las personas de la comunidad LGTBIQ.
Exigimos la derogación del DS 009-2024-SA.